Con 16 años, Manny se marchó de casa, rumbo a la capital filipina, Manila. ¿El motivo? Estaba harto de su alcohólico padre, cuyas actitudes estaban complicando su juventud. La puntilla, tal y como confesó su entrenador, Freddie Roach, se produjo una noche en la que el progenitor llegó a casa en estado de notable ebriedad, y cometió una atrocidad que impactó a Pacquiao.
Cuando Manny Pacquiao tenía 12 años, su perro se perdió y se fue en busca de su perro, le tomo dos días encontrarlo, y cuando al fin lo encontró regresaron a casa, el papá en castigo por haberse ausentado mata al perro delante de el, lo fríe y se lo come.
Esto hizo que Manny escapara de su casa.
Vivió en la calle, donde compraba donas y las vendía cinco centavos mas caras para poder sobrevivir, dormía en una caja de cartón, Ya en Manila, Pacquiao se buscó la vida probando fortuna en diversos campos. Se ganó la vida, entre otros modos, vendiendo rosquillas, antes de empezar a ser conocido por sus cualidades con los puños.
Tras el amargo momento vivido de niño, Pacquiao tiene ahora a un fiel compañero, su perro llamado Pacman, el cual lo sigue a todos sus combates.
Una suerte de talismán y atento espectador que observa cada uno de sus movimientos.

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