"Cuando Rousey tenía ocho años, su padre se suicidó en su garaje, asfixiado, mientras Ronda y su hermana veían televisión en la habitación. Él sufría de dolor crónico de espalda después de un accidente años atrás, pero nadie se lo esperaba" explica en el libro.
En el siguiente fragmento, otra revelación. La ex judoka, que ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos disputados en Río de Janeiro en 2004, vivia la expectativa de ganar otra medalla de oro en 2008 en los Juegos Olímpicos de Beijing, sin embargo, ganó el bronce. Frustrada, Rousey perdió el interés en competir y luego comenzó a tener problemas con el alcohol y las drogas.
"Ella empezó a fumar y beber mucho y iniciarba el día con un cigarrillo y una copa de vodka. Ella desarrolló una adicción a la marihuana y Vicodin (fármacos basados en el opio que causan adicción). Ella solía dormir en el coche y, cuando encontró un apartamento, sólo consiguió pagar un pequeño estudio", informa la obra.
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